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lunes, 24 de diciembre de 2012

Creo que es hora de partir.


Finalmente estoy completamente segura de que me recuerdas pues, tú mismo lo has dicho, mas eso no era lo que yo esperaba, una fría e incómoda platica de un par de minutos, en los cuales, tres años de espera fueron destruidos, pisoteados.

Fue en ese mismo instante en el que me prometí que si volvería a hablar contigo, seria únicamente si tú me buscabas, si eras tú quien mostraba un poco de interés, ya que, me queda totalmente claro que ya no piensas mas en mi. Tres años fueron necesarios para cambiar por completo a una persona, y para que esta optara por una nueva vida, en la cual, yo ya no encajaba. He ahí la razón que desee saber desde hace tanto de por qué tu partida, sin despedida. Ya tengo mi respuesta ¿y que más puedo hacer? ¿Tomar mis recuerdos y marcharme? Seguir tu ejemplo... Hoy lo hago, en serio.

Soy lo bastantemente fuerte para entender que, un tu y yo jamás hubiera funcionado; ahora se podría decir que somos de mundos diferentes. Así que me iré. Empacare cada recuerdo, por más insignificante que sea, de cada  momento a tu lado y lo guardare con una llave que nadie más podrá tener: la llave de mi corazón. Daré pausa a esa canción triste que ronda mi cabeza y alejare tu recuerdo de mi. Hoy es la última vez que lloro por ti, ya entendí que debo avanzar y ser feliz, abrir mis ojos y estar con quien realmente está ahí, para mí. Te deseo la mejor de las suertes y espero volverte a ver, para así al menos dar por hecho que has cambiado. Mas por ahora solo me iré, tratando de no mirar atrás, sino hacia delante, buscando el mejor de los caminos para tomar, sin ti.

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